Probablemente me caiga una maldición gitana por andar contando intimidades, pero que más da... creo que la misma intimidad que voy a contar es mi castigo.
Resulta que mi señor futuro esposo duerme como Rodrigo de Triana. Avistando tierra.
Imagínense arriba en la cestica esa que hay en los mástiles, en una de las naves de Colón, a Rodrigo de Triana pendiente del horizonte. El hombre cree que ha visto algo a lo lejos pero como hay mucho sol se hace sombra a los ojos colocando la mano en forma de visera con el brazo paralelo al piso. Saben como, no? estilo saludo de cadete.
Así duerme mi novio, en un eterno oteo del horizonte. Y así me despierto yo en mitad de la noche, con un eterno codo en la oreja. Porque el carajo no puede empinar el codo de la mano izquierda, no, tiene que ser el de la derecha. Y cuando yo le quito el codo empujándole el brazo como puedo, él no puede bajar el brazo tranquilo, él tiene que subir el codo al aire y volverlo a bajar dirección mi oreja. Y cuando le hablo suavesito diciéndole que baje el bracito, por favor mi vida, el brazo.. él tiene que darme conversa incoherente, pero nada de bajar el brazo.
Francamente no sé que prefiero; si el codo en la oreja, los ronquidos, las conversaciones consigo mismo, o los peos que me forma, muy coherentemente, porque dice que yo le quito la "tapadora" (cosa que es una mentira como una catedral)
Ay lo que me espera... sigh...
Resulta que mi señor futuro esposo duerme como Rodrigo de Triana. Avistando tierra.
Imagínense arriba en la cestica esa que hay en los mástiles, en una de las naves de Colón, a Rodrigo de Triana pendiente del horizonte. El hombre cree que ha visto algo a lo lejos pero como hay mucho sol se hace sombra a los ojos colocando la mano en forma de visera con el brazo paralelo al piso. Saben como, no? estilo saludo de cadete.
Así duerme mi novio, en un eterno oteo del horizonte. Y así me despierto yo en mitad de la noche, con un eterno codo en la oreja. Porque el carajo no puede empinar el codo de la mano izquierda, no, tiene que ser el de la derecha. Y cuando yo le quito el codo empujándole el brazo como puedo, él no puede bajar el brazo tranquilo, él tiene que subir el codo al aire y volverlo a bajar dirección mi oreja. Y cuando le hablo suavesito diciéndole que baje el bracito, por favor mi vida, el brazo.. él tiene que darme conversa incoherente, pero nada de bajar el brazo.
Francamente no sé que prefiero; si el codo en la oreja, los ronquidos, las conversaciones consigo mismo, o los peos que me forma, muy coherentemente, porque dice que yo le quito la "tapadora" (cosa que es una mentira como una catedral)
Ay lo que me espera... sigh...
5 Responses to “Durmiendo con Rodrigo de Triana”
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Deseo la mejor de las suertes en tu vida de casada, y que el angel de la paciencia te acompañe siempre.
Estan bien entretenidos tus post sobre la boda. Exitos!
No te cases!!!! Un tipo que te clave el codo en el cogote (de manera consciente) no creo que sea digno de ti, te lo prometo...
Aunque igual, una tipa que me muerda el pulgar, y que una semana después aún me duela, no se si es digna de mi... jajajajajajajajaja!!!
Te quiero, mi fea!!!
MUACKS!!!
Pobreeeeee de tu orejita.... no hay nada más loco que el dolor de una oreja espaturrada....
Rodrigo baja el codo hombre.....
Cuatro estrellas para este post.