Murphy, Homero y Yo


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No lo puedo creer... les cuento.

Comencé a escribir acerca de las leyes de murphy, porque definitivamente nada me estaba saliendo medianamente bien, eso lo borré y comencé a escribir acerca de mi falta de cerebro de hoy. Y saben qué pasó... hubo un error en el sistema y se cerraron todos los programas, con mi post, y todo.
Pues verdaderamente aplicó la ley de murphy "si algo puede salir mal, saldrá mal".

Para hacerles un resumen de lo que pensaba contarles.

Me comparaba con Homero Simpson, es que hoy no tengo cerebro, y traía a colación la pregunta que me hicieron una vez: Estás segura de que alguna vez tuviste cerebro... y pues no lo sé.


Ustedes saben que Homero Simpson es un genio, es realmente brillante, lo que pasó fue que el carajo se metió un crayola en la nariz y eso lo dejó así de tarado como lo vemos ahora (si no han visto ese capitulo, se los recomiendo) y bueno a mi me pasó algo similar...

-Homero me has iluminado-

Una vez, estaba con mi hermana frente al televisor comiendo cheese tris, decidimos comer con los ojos cerrados... -les doy permiso para que se caguen de la risa- me metí un cheese tris, en la nariz, sí, como lo oyen, cheese tris en la nariz, jajaja! mi hermana salió corriendo a buscar a mi mamá, y cuando me vió se cagó de la risa, no sé si se reia por verme un pedacito de cheese tris en lugar de un hueco en la nariz o se reia de los nervios.

Lograron sacarme el bendito cheese tris... pero creo que dejó secuelas severas en mi comportamiento...

Por cierto... no se lo cuenten a nadie...


2 Responses to “Murphy, Homero y Yo”

  1. Blogger Ají Dulce 

    doh!

  2. Anonymous Anónimo 

    No, no se lo contaremos a nadie.

    De todas formas, como la curiosidad mató al gato, a mi la curiosidad casi me deja sin dedo y sin uña, no se si por falta de cerebro...

    Una vez, y sin que sirva de precedente, encontré la máquina de coser de mi madre sin la preceptiva funda, así que se me ocurrió comprobar su funcionamiento.

    Hay que ponerse en situación: yo, con cuatro o cinco años. Sólo en casa (como la peli) y con mi percepción de la realidad distorsionada claramente por la edad.

    Empecé a dárle vueltas a la ruedecita superior, y veía cómo la aguja (menos mal que estaba sin enhebrar con hilo), iba subiendo y bajando, pero yo no entendía el mecanismo por el cuál esa aguja que subía y bajaba, acababa por coser una falda o una camisa o los bajos de un pantalón (como tan bien hacía mi madre cuando éramos pequeños y los pantalones SIEMPRE te quedaban largos cuando te los compraban).

    Total, que al nene, sólo se le ocurrió una cosa: poner el dedito índice justo debajo de la aguja para comprobar la bajada de la misma.

    Resultado? la aguja bajó tan deprisa que me atravesó el dedo completo!!! Menos mal que se paró en la uña (que quedaba debajo) o que mis reflejos al sentir aquel dolor tan horroroso hicieron que estirara la mano. El resultado fué un buen agujero en el dedo, una marca en la uña que quedó con un circulito morado durante el tiempo que tardó en crecer, y lo peor: la aguja de la máquina completamente doblada.

    Mi madre nunca me preguntó, pero sabiendo lo que me conoce, imagino que cuando llegó a coser algo, y se encontró con que la aguja hacía un ángulo de 90 grados (literalmente) o igual eran 70 u 80, pero vamos, dobladísima, supo saber de dónde procedía el moradito de mi uña, jajajajajajaja!!!!

    No se muy bien qué tiene esto que ver con Murphy, pero me imagino que puede ser algo así como: Si la aguja baja, seguro que te la clavas, jejejejeje!!!

    SALUT!!!

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